Terapia familiar

De la misma manera en que sucede con las personas a nivel individual, el sistema familiar, también se encuentra con dificultades a lo largo de su ciclo vital, como por ejemplo, los obstáculos por los que pasa una familia para pasar de una fase del ciclo vital a otra, un ejemplo de esto sería el tránsito de una familia con niños pequeños a una familia con hijos adolescentes.

Muchas veces, la familia se queda estancada en las viejas pautas o reglas que sí funcionaban y eran sanas para la anterior etapa pero que ya no funcionan para la nueva fase que toca vivir en el presente, generándose un sufrimiento común que queda enquistado en el sistema (por ejemplo, los padres que siguen protegiendo en exceso a sus hijos/as, aún a pesar de que este/esta ya dejó de ser un niño/a).

Además, en muchas ocasiones, las familias tienen problemas para comunicarse y esto genera mucho sufrimiento en todos los miembros.

Otras veces, el sufrimiento es sólo manifestado a través de un tipo de sintomatología por uno de ellos en concreto (apareciendo en alguno de los dos cónyuges o pareja parental o bien a través de alguno de los hijos), pero esto no quiere decir que el problema lo tenga solo él o ella, sino que es sólo expresado y manifestado por un solo miembro (con la terapia de familia, ayudamos a las familias a comprender que el sufrimiento es de todos los componentes del sistema y que el problema y el cambio por tanto, no es sólo responsabilidad de uno de ellos, sino que todos forman parte del mismo engranaje y que cada una de las piezas afecta al resto, y que por tanto, todos tienen la oportunidad y la responsabilidad de cambiar).

Algunos ejemplos de sintomatología más frecuente pueden ser: somatizaciones (en forma de dolores corporales o de enfermedades físicas), trastornos psíquicos (depresión, anorexia, bulimia, etc.) mal comportamiento de los hijos en la escuela (bajo rendimiento, conductas disruptivas o violentas, hiperactividad, rabietas, etc.), drogadicción, alcohol, delincuencia, intentos de suicidio, etc.

La terapia familiar, por tanto, es una oportunidad para las familias en crisis dónde a través de sucesivos encuentros terapéuticos, las dificultades se van superando mediante el trabajo por una comunicación más clara, sana y directa, dónde todos puedan escucharse y entenderse unos a otros para poder romper las barreras que muchas veces se crean entre los miembros que los empuja al aislamiento y al dolor.

A veces en casa, debido a que el clima emocional es muy elevado y a que existen niveles muy altos de tensión, es muy difícil que los miembros puedan escucharse entre ellos sin que exploten discusiones, peleas y gritos; Dentro de un encuadre terapéutico, el profesional se encarga de propiciar un entorno más seguro dónde a través de sus directrices y direcciones sea más fácil la comunicación, para que poco a poco estas nuevas formas comunicacionales puedan extenderse a la casa y a la vida cotidiana.

Al mismo tiempo que el sistema familiar va cambiando y adquiriendo nuevas formas alternativas de relacionarse o comunicarse entre ellos, los síntomas que ésta expresa a través de uno de los miembros suelen remitir o mejorar.

Un hogar es mucho más que una casa.
Dialogar es mucho más que contarnos lo que nos pasa.
Reunirse es mucho más que estar juntos.
Compartir es mucho más que prestarse cosas.
Vivir felices es mucho más que estar contentos
Juan Carlos Pisano